lunes, 10 de mayo de 2010

Agujero negro


Son cuerpos con un campo gravitatorio extraordinariamente grande.

No puede escapar ninguna radiación electromagnética ni luminosa, por eso son negros. Están rodeados de una "frontera" esférica que permite que la luz entre pero no salga.

Hay dos tipos de agujeros negros: cuerpos de alta densidad y poca masa concentrada en un espacio muy pequeño, y cuerpos de densidad baja pero masa muy grande, como pasa en los centros de las galaxias.

Si la masa de una estrella es más de dos veces la del Sol, llega un momento en su ciclo en que ni tan solo los neutrones pueden soportar la gravedad. La estrella se colapsa y se convierte en agujero negro.

Los agujeros negros no son eternos. Aunque no se escape ninguna radiación, parece que pueden hacerlo algunas partículas atómicas y subatómicas.

Alguien que observase la formación de un agujero negro desde el exterior, vería una estrella cada vez más pequeña y roja hasta que, finalmente, desaparecería. Su influencia gravitatoria, sin embargo, seguiría intacta.

Como en el Big Bang, en los agujeros negros se da una singularidad, es decir, las leyes físicas y la capacidad de predicción fallan. En consecuencia, ningún observador externo puede ver qué pasa dentro.

Las ecuaciones que intentan explicar una singularidad de los agujeros negros han de tener en cuenta el espacio y el tiempo. Las singularidades se situarán siempre en el pasado del observador (como el Big Bang) o en su futuro (como los colapsos gravitatorios). Esta hipótesis se conoce con el nombre de "censura cósmica".

Novas

Son estrellas que explotan liberando en el espacio parte de su material. Durante un tiempo variable, su brillo aumenta de forma espectacular. Parece que ha nacido una estrella nueva.

Una nova es una estrella que aumenta enormemente su brillo de forma súbita y después palidece lentamente, pero puede continuar existiendo durante cierto tiempo. Una supernova también, pero la explosión destruye o altera a la estrella. Las supernovas son mucho más raras que las novas, que se observan con bastante frecuencia en las fotos.

Las novas y las supernovas aportan materiales al Universo que servirán para formar nuevas estrellas.




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¿Vida en otros planetas?

El Universo es prácticamente infinito y sería un poco egocéntrico de nuestra parte el pensar que estamos solos en él. Mucho se ha hablado del tema, pero en su mayoría estas historias han podido ser desmentidas en base a la insuficiencia de datos que certifiquen su veracidad o simplemente por formar parte del fenómeno de histeria colectiva.

Astrónomos estiman que podría haber unos 50 planetas en otros sistemas solares con características similares a las de la Tierra, que tendrían las condiciones necesarias para albergar vida. Además, indican que en unos 15 años los telescopios espaciales serán capaces de observar estos planetas y determinar si efectivamente tienen las características para mantener organismos vivos.

De acuerdo al profesor de la Universidad Abierta del Reino Unido, por lo menos la mitad de los 100 sistemas planetarios que han sido descubiertos recientemente podrían tener agua y posiblemente vida. Sin embargo, hasta el momento las proyecciones son sólo especulativas. Los sistemas descubiertos son de tamaño similar a Júpiter por lo que no podrían albergar seres vivos.

Lo contrario ocurre con aquellos de menor tamaño, que en teoría sí podrían, pero la tecnología actual no permite verlos en el espacio.

Ciertamente esperaríamos que los planetas en referencia sean del tamaño de la Tierra, tanto en volumen como en masa, y con una atmósfera razonable; además tendrían océanos, continentes y potenciales condiciones para la vida terrestre.



miércoles, 5 de mayo de 2010

Instrumentos para observar el Universo

Debido a la gran distancia de las cosas en el Universo como hemos comprobado anteriormente, provoca que con el ojo humano no nos proporcione una visión detallada del Universo. Para superar esta dificultad se han construido determinados instrumentos.

Resulta un gran mérito que el hombre antes de la invención de los instrumentos llegara a medir con mucha exactitud los movimientos de los astros. Pero fue con la invención del telescopio cuando el hombre se acercó a los astros y cuando la ciencia del Cosmos progresó rápidamente y con seguridad. El progreso del instrumental de observación ha continuado hasta nuestros días.

Un telescopio astronómico puede ser de dos tipos:
- de lente (refractor) formado por una gran lente
objetivo, el cual, concentra su imagen en el foco situado a una distancia
focal y una lente de menor tamaño la cual amplía los detalles.
- de espejo (reflector) formado por un
espejo cóncavo, el cual, concentra la imagen en un punto focal y su
función consiste en ampliar la imagen.

Características:

- cuanto mayor es la lente, más luminosa y mejor
definida se encuentra la imagen.
- Cuanto mayor es la distancia al eje focal, mayor
aumento pero menor luminosidad.
- Un ocular amplio, mayor luminosidad pero menor
aumento.
- Un ocular muy corto, mayor aumento pero imagen
oscura.

Hoy en día se fabrican gigantescos telescopios, los cuales, proporcionan imágenes asombrosas. Pero se comprobó que la observación fotográfica es mucho más eficaz ya que suma la luz con el tiempo y podemos captar detalles no vistos con el ojo humano.

Existen otros instrumentos: el electroscopio, los filtros especiales, el actinómetro, el interferómetro, radiotelescopios...

El final de nuestro universo

¿Cómo morirá el universo? El mero hecho de intentar responder a esta pregunta, que es la cuestión definitiva de la cosmología, excede a los límites de los conocimientos actuales. Sin embargo, la búsqueda de una solución a este intrincado asunto ha desafiado y reformado, en los últimos 20 años, muchas de nuestras ideas fundamentales sobre el cosmos. No hace mucho, el destino del universo parecía relativamente claro, y había tres posibles resultados. El escoger el acertado era, simplemente, cuestión de afinar en los cálculos.

La solución más ampliamente aceptada quizá era que el mundo terminaría en un Big Crunch, o “Gran Implosión”, donde menguaría la tasa de expansión y empezaría a dominar la gravedad. La expansión se invertiría entonces y, a lo largo de muchos miles de millones de años, las galaxias y los cúmulos de galaxias irían acercándose poco a poco. Conforme se comprimiera, también se calentaría hasta que, finalmente, todo se descompondría en una sopa de partículas parecida a la que se produjo con el Big Bang, y el universo volvería a la singularidad de la que surgió.

La teoría del Big Crunch tiene el atractivo de que es un final pero, al tiempo, abre la posibilidad de una continuidad: tal implosión podría dar lugar a un nuevo Big Bang y a todo un universo nuevo. Este ciclo podría haberse producido ya muchas veces atrás, antes de dar lugar a nuestro cosmos particular que conocemos.

Las otras dos opciones eran, en definitiva, variaciones sobre el mismo tema. La expansión del universo podría ser demasiado potente como para que la gravedad pudiera siquiera aminorar su marcha, o las cosas podrían estar tan equilibradas que la expansión se ralentizaría poco a poco hasta hacerse casi nula, pero el universo no llegaría nunca a contraerse. Cualquiera de los dos escenarios condena al universo a un “Big Chill”, o “Gran Enfriamiento”, en donde conforme la materia del cosmos se dispersa y escasea el material para la formación de estrellas, la luz del universo se debilita hasta apagarse y lo único que queda es una larga eternidad fría.

Big Ban



Los científicos piensan que un gran asteroride o un cometa fue el que causó la extinción de los dinosaurios. Esta teoría fue formulada por los científicos Alvares (padre e hijo).

En 1980 un grupo de investigadores liderados por el físico Luis Álvarez (Premio Nobel) descubrieron, en las muestras tomadas por todo el mundo de las capas intermedias entre los períodos cretáceo y terciario de hace 65 millones de años, una concentración de iridio cientos de veces más alta que lo normal. El final del cretáceo coincide con la extinción de los dinosaurios y de los ammonites.

Plantearon así la llamada "Hipótesis Alvarez" , conforme la cual la extinción de los dinosaurios y de muchas otras formas de vida habría sido causada por el impacto de un gran meteorito contra la superficie de la Tierra hace 65 millones de años. Para demostrar esta hipótesis, las investigaciones se centraron en encontrar una capa en la corteza de la Tierra con niveles elevados de iridio. Los niveles del iridio son generalmente más altos en asteroides y otros objetos extraterrestres. La evidencia del iridio fue descubierta anteriormente al descubrimiento del cráter de Chicxulub.

Uno de las mayores objeciones a esta hipótesis era que no se conocía un cráter cuyas dimensiones correspondieran al tamaño calculado, que debería tener entre 150 y 200 km de diámetro. Buscando estudios geológicos realizados desde los años 1960 en adelante se pudo ubicar un cráter en Chicxulub, en la península de Yucatán, con un diámetro de unos 170 km.

Para algunos científicos, un problema de esta teoría es que la lectura de los registros fósiles sugiere que la extinción masiva de hace 65 millones de años duró cerca de diez millones de años, lo que no cuadra bien con que su causa fuera el impacto.

Cometas y asteroides


Los Asteroides son grandes trozos de roca y metal que van desde los pocos metros hasta cientos de kilómetros de extensión. La mayor parte de los Asteroides se encuentran en un anillo entre Marte y Júpiter que se llama el Cinturón de Asteorides.

En alguna ocación hemos podido observar lo que llamamos una estrella fugaz. Su nombre científico es "meteoro", que no es más que un trozo de roca que al ingresar en la atmósfera de la Tierra se calienta tanto (por el rozamiento con el aire) que comienza a brillar. En algunas ocaciones del año se pueden ver muchos meteroros cayendo a la Tierra (se pueden contar a veces hasta 100 en una hora). Estas son las llamadas lluvias de meteoros que ocurren cuando la Tierra se mueve por una zona por la cual pasó un cometa dejando pedazos de si mismo.

Cuando un cometa pasa por el interior del Sistema Solar, la interacción con el viento solar hace que su superficie se active. Los gases y materiales de la superficie del cometa salen despedidos al espacio, y pasan a orbitar al Sol en órbitas muy similares a las de su cometa de origen. Así se forma una corriente o anillo de partículas, denominado técnicamente enjambre de meteoros. La órbita terrestre cruza algunos enjambres de cometas de periodo corto, produciendo lluvias de meteoros anuales, como las Leónidas o las Perseidas. Cuando la actividad de una lluvia de meteoros sobrepasa los 1000 meteoros por hora, se la denomina tormenta de meteoros.

Estrellas fugaces o meteoritos
Al entrar un meteoro en la atmósfera terrestre, se observa un trazo luminoso llamado estrella fugaz o meteoro. Este efecto luminoso está producido por la ionización de la atmósfera que genera la partícula. La mayor parte de meteoros tienen el tamaño de granos de arena y se desintegran a unos 80 o 100 kilómetros de altura. Algunos con masa mayor llegan a tener un brillo considerable, y se los denomina bólidos. Sólo cuando los meteoroides poseen una masa considerable pueden atraversar la atmósfera por completo hasta llegar a la superficie. Estos meteoroides pasan a recibir la denominación de meteoritos.

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